La pregunta "¿qué nos hace asexuales?" es algo equivalente a "¿por qué me gusta el sabor del chocolate?" o "¿por qué no me agrada el sonido de las bocinas de los coches?".
Cuando se trata de encontrar el fundamento a un determinado gusto/atracción/tendencia/preferencia (o a su carencia/oposición), suena todo como un misterio que nos remonta a algunos recuerdos en los que lo hayamos experimentado, probablemente a una pluralidad de ellos en distintos momentos de nuestra vida.
Si lográramos recordar la primera vez que interactuamos con algo que nos "gusta" (o disgusta) y todo lo que ocurría a nuestro alrededor en ese entonces, tal vez podríamos entender qué cosas provocaron la reacción positiva (o negativa, respectivamente). El resto de los recuerdos similares asociados a ese gusto/disgusto fueron más bien confirmaciones sucesivas en el tiempo del primer momento.
Sin embargo, esto no significa que el primer encuentro con algo determine inevitablemente todas nuestras reacciones futuras ante eso, sino que cada nuevo encuentro puede reforzar o debilitar el tipo de gusto/disgusto en cuestión.
En fin, quizás en la determinación de las atracciones (de todo tipo, no sólo sexual) exista un leve componente genético (más que nada asociado a las primeras reacciones a ese estímulo), pero creo que el mayor peso en influencia se lo llevan las experiencias vividas, concretamente el resultado de TODA la sucesión de refuerzos/debilitamientos. Estadísticas: Publicado por Fresquillo — 30 Jun 2014, 19:31
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