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¿Ustedes creen que la carencia de afecto (besos, caricias, abrazos, cumplidos, atenciones...) provoque efectos negativos en el estado general de las personas?
Muchos profesionales aseguran que un niño que crece sin recibir afecto se ve bastante perjudicado en su desarrollo emocional y psicológico. Sin embargo, creo que no hay mucha información acerca de las consecuencias de la privación de afecto en adultos, quizá porque simplemente no existan verdaderas consecuencias.

Y bueno, pregunto esto porque aquí hay una buena cantidad de personas que, por una razón u otra, tienen vidas afectivas poco activas —o a veces casi nulas— y quisiera saber si esta condición les causa malestar y desearían cambiarla o si por el contrario la aceptan con naturalidad y no harían nada para alterarla, aun si se presentara la oportunidad. También me gustaría conocer la opinión de la gente del foro que sí tiene una vida afectiva más o menos activa (y por vida afectiva no me refiero a la vida de pareja, pues no sólo con el novio o con la novia se comparten muestras de cariño: con los padres, con los hermanos, con los familiares y con las amistades también se puede intercambiar afecto, de maneras distintas pero al fin y al cabo se trata de afecto).

¡Tu padre! (eso va por la firma)

Reconozco que en mi caso mi vida afectiva es baja y en cuanto a contacto físico también lo fue de niña, aunque no en extremo. Pero sé que es parte de mi forma de ser asocial el que no busque esas formas de afecto y no busco cambiar eso

Yo soy una persona muy demostrativa con mi familia, con amigos y con mis alumnos. Mi familia, más allá de algunas particularidad que tiene y con eso me refiero al machismo, es muy unida. Siempre dije que vivi rodeada de amor en el aire y los mimos, abrazos, besos y golpes cariñosos son muy común hasta en estos tiempos donde el centro de atención son mis sobrinos. No sé, a mi me gusta apapachar a la gente que quiero.

Yo, al igual q Silouh, no recibí mucho cariño físico, quizá porque me tocó madurar de golpe (cuando murió mi madre), por lo que mi padre aceleró mi independización (a los 10 ya no me daba la mano, no porq no me quisiera, si no para q aprendiera a no andar bajo sus faldas (¿O debería decir pantalones?)). Con los únicos q soy muy afectiva es con mis perros, mi hermana pequeña y mi esposo, y este último es porq me acostumbró, porque con mis ex era bastante seca tambien.

Pero la verdad no siento q me haga falta ese cariño. Tampoco hace falta q me digan q me quieran o lo q sea. Yo soy feliz resolviendo los problemas de otros, esa es mi manera de expresar amor.

Existe el sindrome de la carencia afectiva y tiene estrecha relación con lo que narra Daniel.

Patri, a ti lo que te pasa son muchos años de terapia...

Yo viví mucha carencia afectiva por parte de mi madre alcohólica, a quien le cuesta mucho manifestar sus emociones y su cariño. Con mi pareja, todo lo contrario. Somos los dos muy demostrativos, todo el día nos besamos y nos abrazamos. El hecho de no tener relaciones sexuales no nos impide demostrar nuestro afecto. Hice doce años de terapia individual y quince de grupos de autoayuda. Todavía me cuesta relacionarme afectivamente con mi madre.

Considero que una carencia afectiva influye en el desarrollo humano, si no porque tanto enfásis en el apego materno etc.
De hecho me jugaría que algo tiene que ver... pensarlo... ¿como son vuestros padres entre ellos? ¿como han sido vuestros padres con vosotros? ¿con vuestros hermanos? ¿ha habido algún nudo en vuestra historia familiar? (ya sea en la infancia, adolescencia o más tarde)...

Sí, yo también creo que una marcada falta de afecto durante la infancia puede tener consecuencias futuras para la persona. No sé si en los adultos es tanto así, quizás porque la persona está ya más o menos desarrollada y afianzada en los diferentes aspectos de su personalidad.

Yo por mi parte no creo haber tenido una carencia de afecto durante mi infancia, y sin embargo soy una persona poco cariñosa. No me importa por ejemplo si una persona cercana me da un abrazo, o un familiar me pide que le de un beso, pero la iniciativa de dar esas muestras de afecto es difícil que salga de mi, y en cualquier caso para ello tendría que tener un buen nivel de confianza con la otra persona. Lo dicho, no creo que esto se deba en mi caso a una falta de afecto, si no a que simplemente tengo ese carácter.

Tampoco es algo que desee cambiar (tampoco sabría cómo) ni que me cause malestar, unos lo aceptan mejor, otros peor... Pero en general tampoco he tenido problemas con mi forma de ser en ese sentido, ya que aunque no vaya por ahí todo el rato dándole abrazos y besos a la gente, me considero una persona amable y simpática con los demás, o al menos intento serlo. Al final cada uno es como es y cada uno tiene sus cosas.

Esto me recuerda mucho a un suceso que tuvo lugar en un orfanato de Estados Unidos a principios del siglo XX. Se trataba de que los niños que estaban a cargo del orfanato del Dr. Rene Spitz morían, sin razón alguna, ya que sus condiciones de nutrición y entorno eran idóneas.
Sin embargo, en su orfanato, los bebes no recibían ningún tipo de afecto por parte de los encargados de la instalación.
Por otra parte, habían otros orfanatos en los que las condiciones que ofrecían no eran tan óptimas pero la gran mayoría de los niños acababan sobreviviendo.
El psicólogo Harry Harlow, décadas después, acabo concluyendo que los bebés mueren por carencia de afecto, después de estudios basados en estos incidentes y otros estudios que inició él mismo con crías de macacos (un poco cruel, la verdad).

Está claro que como menciona Lesning, a ciencia cierta, yo no estaría del todo seguro de si la falta de afecto tiene efectos tan devastadores en gente adulta. Me identifico bastante con como se describe Lesning, yo tampoco soy la persona mas cariñosa del mundo, no me molestan las muestras afectivas de otros, pero generalmente no nacen de mi. De todas formas, esto nunca me ha supuesto ninguna carga, ni me preocupa particularmente demasiado.

Puede que hayan estudios al respecto que demuestren que la carencia de afecto sea algo dañino, pero yo creo que eso va ligado a la forma de ser de cada persona.

Muy interesante lo de los estudios, Xena.

Gracias Ene : )

No siento necesidad de demostraciones de afecto. Soy esquizoide, eso lo explica.

Con las personas cercanas, especialmente con los niños, no tengo problemas de recibir abrazos pero rara vez es mía la iniciativa (solo cuando sé que lo necesita por ej. cuando están de duelo). Aún así, cuando estoy bajo estrés hasta saludar me resulta molesto.

Yo he tenido una infancia llena de cariño. Mi padre murió cuando tenía seis años y mi madre jamas dejó de abrazarme, besarme y darme la mano. Incluso ahora, cuando andamos juntas por la calle vamos cogidas de la mano o del brazo muchas veces. Sin embargo no me gusta el contacto físico de los extraños. Mis compañeros de trabajo que me abrazan de vez en cuando, gente que me coge de la cintura, que me besen (por ejemplo, cuando se van de vacaciones dan la mano a los chicos y a las chicas nos dan un par de besos) eso me resulta incómodo. Con una pareja me gustan los abrazos y los besos cuando estamos a solas, no me gustan las muestras de cariño en público.

Seguro que la infancia influye mucho. Pero muchas veces no se puede buscar la explicación ahí. Yo he tenido la misma infancia que mis hermanas y ellas son todas alosexuales y aceptan el contacto físico con naturalidad. Creo que "la rara" soy yo.

Completamente de acuerdo con Faisan. Además de que por mucho que os hayan educado bajo el mismo techo, la infancia de cada hermano es distinta, uno por su predisposición genética reacciona ante un estímulo de forma distinta a como reaccionaría el vecino ante ese mismo estímulo. Somos la suma de los dos componentes, y para llegar a la completa comprensión de uno mismo es necesario tener en cuenta ambos.

Me siento muy identificada con lo que mencionas de los dos besos. A mí me gusta tener contacto físico con mis amigos (saludo con un abrazo, por ejemplo), pero me da un asco terrible que un desconocido o un colega me dé dos besos. Hubo una época (a los 15-16 años) en la que me empeñé en dar la mano al igual que hacían mis amigos varones. Dejé de hacerlo porque ya soy bastante excéntrica de por sí como para encima ir añadiendo rarezas, pero no era un mal método.

Eso que decis es interesante, y es cierto que hay muchos factores independientes de cada persona, no compartidos con el resto. Creo que no es solo la infancia. La adolescencia marca más que la infancia, porque cualquier tipo de rechazo cuenta mucho más que cuando eres pequeño.

A mi los besos no me dan asco exactamente, es más incomodidad, desagrado, como quien eres tu para consideraste con ese derecho? Sin embargo muestras amistosas de cariño, una palmadita en la cabeza o la espalda no me molesta en absoluto. Y que mis amigos me abracen o me den la mano me encanta.

A mi los abrazos y besos no me van, no los rechazo pero no los busco. Y los tolero solo de personas cercanas a mi o de personas conocidas que son muy mimosas y tienen la costumbre de abrazsr y achuchar a la gente que le cae bien, pero solo lo acepto porque a ellos les gusta y creo que lo necesitan.

En mi casa mi madre es extra mimosa, y siempre se queja que desde que me he hecho mayor ya no puede achucharme, aunque ella sabe el porque asi que me.demuestra amos cogiendome de la mano o algo asi.