Uh!, para nada me ofendes, Silouh. Es lo inmerecido de ese halago lo que me lleva a pensar que tal vez sea lo contrario.
Hice, por un par de veces, un trío.
Prácticas sadomasoquistas, varias.
Escribí un par de libros ensalzando el paganismo.
Una de mis parejas abortó, con mi consejo y mi consentimiento.
Planté muchos árboles, pero habré pisado o aplastado con las ruedas del coche muchos más que comenzaban a crecer.
Monté en globo, en ultraligero, en parapente (si alguien no lo hizo y le gustaría hacerlo alguna vez, que elija Fuente Dé, en los Picos de Europa, en Santander), practiqué el puenting, me he deslizado por todas las pistas negras de las estaciones de ski en las que he estado, y en general, desafío la gravedad cuando tengo oportunidad.
Probé todas las substancias que aunque me podían hacer daño, no me mataban.
Además, soy asexual y lo empiezo a gritar.
Habiendo contravenido todas las leyes cristianas y naturales, ¿crees que yo soy experto, por mi antiquísimo, lejano y corto pasado seminarista, en nada que tenga que ver con la iglesia?
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