¿Hemos observado a los leones, - pongo este ejemplo porque es el más explícito y conocido – en el zoológico, en su hábitat natural (yo tuve ocasión de verlos en el norte de Sudán), o en algún documental?
En el mundo animal gobierna, - mediante un dictado genético insalvable -, la ley de mínimo esfuerzo, que preserva la mayor supervivencia del individuo.
Por más que queramos eximirnos con la cultura y la razón de las dependencias naturales, los hombres estamos constituidos biológicamente mediante la misma reproducción genética que los animales. Somos, bien que cada vez menos, animales.
Toda ayuda a los demás, acaba redundando positivamente en nuestra vida. Eso es lo que nos dice la razón, - incluso desde la posición más individualista y egoísta que se quiera adoptar (y que yo, particularmente, opino que es en realidad la única que se puede adoptar) -. Pero los riñones y el bolsillo’ tienden si no lo meditamos a seguir el dictado natural de la inercia.
No creo que seamos insolidarios. Creo que tenemos un egoísmo bastante ignorante. Y que somos muy vagos.
Gracias, “unalah”, por recordarme lo que me conviene.
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