Es que cada persona es un mundo, y aunque no tengamos mala intención, no sabemos si nuestras palabras pueden afectar, aunque lo hagamos como broma. Yo por eso hay temas que no toco ni en broma ni en serio, a menos que la persona claramente de pie a ello. La convivencia es un equilibrio sutil, casi un arte. Y quienes tenemos un carácter impulsivo debemos pensar dos veces antes de hablar. Lo digo porque yo ya tuve mis meteduras de pata en la vida de las que por suerte he ido aprendiendo.
De todas formas, todos somos humanos, o sea que nadie es perfecto. Sólo podemos ser humildes, reconocer nuestros errores, disculparnos con la persona que corresponda e intentar hacerlo mejor la próxima vez.