Sin duda alguna, la Internet ha sido uno de los mayores regalos que el desarrollo tecnológico nos ha dejado en los últimos años. Estos doscientos años que median entre el inicio de la revolución industrial y el día de hoy nos han traído muchas cosas, pero la Internet destaca de alguna forma de todos los demás inventos e innovaciones al permitir crear comunidades, ya no físicas sino virtuales, de todos los tipos, estilos y formas.
Dichas comunidades, generalmente muy pequeñas, pueden sobrevivir incluso sin miembros por muchos años, gracias al hecho que el material creado, sus conversaciones y libros, quedan disponibles en la Internet y pueden ser tomados luego por otros para dar continuidad al desarrollo de la comunidad.
Sin embargo, un número nada despreciable de dichas comunidades son sistemáticamente censuradas por la sociedad dominante por lo que de forma más o menos directa son obligadas a la disolución, al cese de sus actividades o bien, a ocultarse. Ejemplos de esto hay muchos, y los nombres de estos grupos, censurados por la sociedad en general, son usualmente asociados con crimines y ofensas capaces de asustar hasta al más pintado. Después de todo, es generalmente aceptado que los terroristas, criminales, violadores, productos de drogas y otros, deben de ser rechazados y perseguidos con todas las fuerzas disponibles.
Un poco más aceptables, son las comunidades que son perseguidas en unos países, pero aceptadas en otros. Movimientos de resistencia, activistas políticos, luchadores de los derechos humanos, opositores "al sistema", anarquistas y demás, son ejemplos de comunidades censuradas, pero que según el punto de vista que se adopte son aceptadas en otros lugares. Algo así como aceptar a un golpista siempre que intente dar un golpe en el patio del lado y no en el propio.
El reto aquí, reto técnico quiero decir, es el de proveer servicios de red a estas comunidades sin que por esto se comprometa su seguridad personal. Es decir, en la Internet publica todos los usuarios son rastreables con mucha facilidad y sin mucho problema podemos identificar a quien genera cada mensaje y a quien administra cada sistema. Obviamente no podemos organizar un asalto a un banco o un golpe terrorista con una red publica y rastreable, por lo que para estas comunidades es necesario contar con otro tipo de redes que les permita hablar y luchar por sus objetivos sin comprometer su privacidad.
Dichos servicios de red, que proveen anonimato y seguridad, están disponibles y son utilizados por hackers y radicales de todos los tipos de forma normal hoy en día. Y es a estas redes publicas pero a la vez anónimas, a lo que le llamamos "La Internet Oculta".
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