La mitad que me faltaba

Autor: Caryross

Es muy común oír el termino media naranja, esa otra mitad idílica que nos complementa, con la que nos sentiremos plenos, esa otra mitad para la que fui diseñada y a la inversa, simplemente “La mitad que me faltaba” como canta Alejandro Fernández. Para mi esta idea esta muy ligada con el destino, me hace pensar que Dios al crearnos tenia un plan para todos, que tal vez cuando coloco el alma en mi cuerpo dijo: “A los tantos años encontrara el amor de su vida, pero primero pasara por una larga fase de creer que es asexual y arromántica”

¿De verdad existirá esa media naranja? ¿Esa alma gemela? No les miento, muchas veces he tenido la esperanza de que si exista, de que allá afuera exista alguien para mi, ese alguien que me haga pensar que estar en compañía es mejor que la soledad, ese alguien que cuando lo vea, lo reconozca al instante, que mi corazón de un salto y que al final de nuestros días pudiéramos morir juntos abrazados como aquella tiernísima pareja de ancianos de la película Titanic.

Exploremos uno de los mitos del amor: Los seres humanos al principio de los tiempos veníamos en pareja, estábamos pegados por nuestras espaldas y vivíamos extremadamente felices. Los dioses al vernos tan felices sintieron envidia y nos separaron y de ahí en adelante todos los seres humanos vivimos en una constante búsqueda de esa otra mitad de la que estábamos pegados. ¿Muy bonito el cuento cierto? Si esto fuera verdad ¿como sabríamos quien es nuestra otra mitad? ¿Las almas se reconocen? ¿No puede estar desligada del sexo esta escogencia de pareja? Lo digo porque miremos el mundo de afuera, las personas parecieran elegir pareja basándose solamente en la atracción sexual, en la satisfacción de sus deseos animales, si fracasan (como le pasa a un gran porcentaje de parejas) siempre esta el divorcio como una opción.

En el mundo real las cosas no son ideales, existen personas que aguantan cosas que no deberían tener que soportar en nombre del amor. Pongamos el ejemplo de una mujer, se casa con su novio, al principio todo es romance y felicidad, se llenan de hijos, el tipo es bebedor, el tiempo va pasando, el marido le pega, le es infiel. Ella por no tener con que mantener a sus hijos y porque lo ama se queda toda la vida con él, hasta que la mujer muere. Esto seria un buen ejemplo de una media naranja podrida. ¿Sentirían los dioses envidia por una pareja así para decidir separarlos? ¿Acaso si la otra mitad es un complemento no debiéramos sentirnos felices por siempre con ellos? Tantas preguntas y ninguna respuesta, meras divagaciones.

Concluyo que puede haber una media naranja que sea complemento de muchas otras medias naranjas (Mas que todo me refiero a la química) y puede haber ciertas mitades a las que ninguna otra las complemente, como en el caso de nosotros los asexuales arrománticos. Pueden existir personas que en la vida actual estén condenadas a encontrar medias naranjas podridas por cuestiones karmáticas y tal vez por ser seres reencarnables, tengamos muchas vidas para encontrar esa otra mitad real, de la que los dioses nos separaron.

Pensando, a la luz del mito, en nuestra asexualidad, pienso que estábamos pegados a un reflejo de nosotros mismos y por eso no encontramos afuera lo que ya tenemos. Así que cuando nos pregunten ¿Ya encontraste a tu media naranja? o nos digan “seguramente te llegara ese alguien especial”, podemos responder como dice nuestra amiga de la comunidad asexual Caryross: “No estoy esperando ninguna media naranja, porque soy la naranja entera”