Artículo: Heterofalopatriarcado y alosexismo, el espectro asexual como disidencia

De AsexualpediA
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martes, 30 de septiembre de 2014

Artículo escrito por Isabel Álvarez en el blog: http://http://12causasfeministas.blogspot.com.es


Heterofalopatriarcado y alosexismo: el espectro asexual como disidencia

Durante el mes de septiembre, hemos dedicado el blog y la página de 12 causas feministas a desmontar la heterosexualidad obligatoria y a dar a conocer las diversidades sexuales. La razón de que el feminismo necesite hacer este ejercicio es porque el patriarcado es heterofalocéntrico, monosexista y monógamo, además de alosexista.

El sistema sexo/género que sustenta al patriarcado nos dice que machos y hembras deben usar el sexo para la reproducción de la especie. Por eso es heterocentrista, falocentrista y coitocentrista (hombre/mujer, pene/vagina). Pero, además, como necesita que la mujer esté subordinada al hombre, utiliza el amor romántico para crear relaciones monógamas insanas[1]. Todo aquello que se salga de la norma es condenado inmediatamente por el patriarcado. Algunas veces necesita apropiarse de ciertos conceptos o de ciertas luchas y parece que la condena no es tan grande. En este sentido, Glick & Fiske propusieron la teoría del sexismo ambivalente, en el que incluyen dos tipos de sexismo: el sexismo hostil (completamente visible y fácil de etiquetar) y el sexismo benévolo (el que no se ve). Este último, el hermano bueno del sexismo, sería el paradigma de como el patriarcado ha ido evolucionando para hacerse menos visible, más sutil. De ahí que se consientan[2] las relaciones homosexuales y algunas formas de poligamia, pero la bi/pansexualidad[3] y la transexualidad, por poner algún ejemplo, no sean tan fácilmente entendidas y/o visibilizadas.

Dentro de todo este conglomerado de diversidades en torno a la sexualidad, la identidad, la orientación, la estética, etc., siempre hay una que se nos escapa: la asexualidad. Si tenemos en cuenta que el patriarcado está encaminado hacia la reproducción, entenderemos el porqué de esta exclusión. La asexualidad es completamente incompatible con el patriarcado. Desde que nacemos se nos asume como personas sexuales, cuya vida está encaminada a encontrar una pareja romántica y tener descendencia. Las personas asexuales sufren desde la infancia cierta presión social por no ser capaces de sentir atracción sexual hacia otras personas. Preguntas como “¿aún no tienes pareja?”[4] o “¿te gusta alguna persona?”[5], son recurrentes durante la adolescencia y la juventud. Robin (quien se identifica como Ian en las redes sociales y regenta un blog en inglés sobre asexualidad y género[6]) dice “Me costó mucho empezar a identificarme con la comunidad asexual precisamente porque yo sentía que había de ser normal, por lo que eso incluía sentir atracción sexual (sea hacia cualquier género). Una vez entendí que el sexo no es importante para mí y no es obligatorio, pude empezar a sentir que en realidad podría ser asexual” Claro que algunas personas asexuales sí que sienten atracción romántica, en cuyo caso el reto está en que la otra persona entienda que para ellas el sexo es algo completamente secundario.

Porque si hay algo que caracteriza a esta sociedad patriarcal y capitalista de hoy en día es la hipersexualización. Moisés Catalán, psicólogo y blogger de El Príncipe Lila, escribe: “Solo hay que ver el hecho de que, dentro de la orientación sexual, se incluye la orientación romántica. Amor y sexo van unidos, y es extraño cuando se explica que ciertas personas pueden enamorarse, pero que no les interesa el sexo. Es algo que no se entiende en una sociedad que, para vender coches, casas y hasta un estilo de vida, remite al sexo.”


Todo está orientado al sexo. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos recibimos múltiples mensajes con el mismo fin: sexualizar nuestras vidas. Azul, una mujer argentina de 24 años, demisexual, me contaba “Creo que la sociedad ha hecho de la sexualidad otro objeto de consumo. Se vende sexo, se compra sexo, se promociona sexo. Puedes comprarte un perfume, pero seguramente te promocionaron sexo en la publicidad. Así mismo el éxito y/o felicidad suele medirse en qué tan activo sexualmente es o no una persona o qué tan deseable sexualmente es. Esto contribuye a construir una sociedad en donde el sexo es otro artículo de lujo que hay que conseguir y explotar a toda costa, aunque no te sientas cómodo con la idea. Es un juego perverso, porque al mismo tiempo el sexo es el gran tabú, por lo que debes vivir tu sexualidad como la sociedad indica, una sexualidad prefabricada para deleite de la sociedad capitalista y heterosexista, todo lo demás queda catalogado como lo anormal.”; en el mismo sentido Mónica de 21 años dice: “no hay ni un sólo día que me sienta avergonzada o forzada a mentir por mi asexualidad, con gente con la que no tengo suficiente confianza, reirme de bromas sobre sexo o afirmar que un tío está cañón.” Sexualización que, además, nos cosifica como mujeres (somos el objeto de deseo) y nos ata a un canon concreto en el que tanto el cuerpo de la mujer como el del hombre tienen que encajar[7].

Desde que concebí este artículo, mi objetivo era demostrar que visibilizando la asexualidad, podemos empezar a desarmar al patriarcado y al capitalismo desde la deconstrucción de la sexualidad como una necesidad humana de primera clase. Si entendemos que hay personas que no necesitan practicar sexo para sentirse completas, o que simplemente viven su sexualidad desde perspectivas muy diferentes a las nuestras, que no sienten atracción sexual o que, si la sienten, lo hacen o lo expresan desde la diversidad[8], estamos entendiendo que la sexualidad no es un producto que se pueda comprar y vender en lotes iguales, ni tampoco es un bien de primera necesidad como la alimentación o la sanidad. Las personas sexuales tienen derecho a ser, sentirse y expresarse como tales, igual que las personas asexuales tienen derecho a no sentirse incomodadas por la sociedad. Normalizar la asexualidad, visibilizarla, ayudaría a que el patriarcado y el capitalismo no utilizaran el sexo como un producto de mercado, como una forma más de constreñir a las mujeres, o como una manera de apropiarse de las sexualidades disidentes.

Me quedo con tres ideas: La primera es de Azul “Hay que luchar por la visibilidad. Creo que es lo que hoy se necesita, estoy segura que como yo hay muchas personas que desconocen quienes son, que piensan que están mal o que no encajan. Reconocernos, saber quiénes somos es fundamental para definirnos y aceptarnos.”; la segunda es que debemos “quitarle importancia a las etiquetas (tanto autoimpuestas como impuestas por la sociedad), romper con la lógica del repudio, reconocer que los sistemas dicotómicos no son aplicables a la sexualidad y que no solo un camino es el correcto”[9]; y la tercera es la necesidad de un cambio que no “sea individual, sino buscando la manera de ser visibles, crear comunidades y que esas comunidades no sean endogámicas, aisladas del mundo, creyendo que su participación o aislamiento no tiene ningún efecto en la sociedad, porque siempre se tiene.”[10]. A partir de ahí, sigamos trabajando por una sociedad más justa e igualitaria, donde todas las personas tengan cabida y se respeten sus derechos (tanto los individuales como los colectivos).

Para saber más sobre asexualidad: http://www.asexuality.org/sp/ (en español)

PD. Gracias a todas las personas que me guiaron en este tema, las que me ayudaron a difundir la búsqueda de personas asexuales con quienes poder hablar, a los y las expertas en diversidad afectivo-sexual y activistas a quienes tuve el placer de entrevistar y conocer (aunque fuera de una manera tan virtual), y a quienes respondieron con paciencia a mis preguntas.

Autora: Isabel Álvarez Fernández, máster en cooperación internacional para el desarrollo (esp.sostenibilidad ambiental), activista feminista y en movimientos de solidaridad internacionalista. Especialista en coeducación, diversidad afectivo-sexual y promoción de la igualdad. Bloggera en http://vidadiversidadresistencia.blogspot.com.es/



[1] Y con ello no estoy diciendo en absoluto que todas las relaciones monógamas sean insanas, ni que todas las relaciones polígamas sean sanas.

[2] Siempre de una manera paternalista. Sigue habiendo LGTBfobia, pero es mucho más sutil.

[3] Es curioso como las orientaciones no monosexuales son invisibilizadas. Se acepta la homosexualidad, sobre todo la masculina, pero la bisexualidad intenta esconderse bajo cualquier precio.

[4] Suelen ser ¿aún no tiene novio?, si eres una mujer, y ¿aún no tienes novia?, si eres hombre.

[5] Como en el caso anterior, la pregunta se hará en masculino si eres mujer y en femenino si eres hombre.

[6] http://somethingqueertoread.wordpress.com/

[7] Para saber más sobre la hipersexualización de la sociedad y la encrucijada en la que se encuentran las mujeres, recomendable leer el libro Muñecas vivientes, de Natasha Walter.

[8] Charlie, de 20 años, Argentina, se presentó como: “Soy Lithsexual/akoisexual (un tipo de grisexual) por que siento atracción sexual de forma esporádica cuando no es recíproca o sin importar si lo es o no. También soy [arromántico] panafectivo porque no siento atracción romántica hacia ningún género/ nadie ni me puedo enamorar, pero siento atracción afectiva y me puedo arrobar con personas de todos los géneros. Por último me identifico como skoliosensual, por sentir atracción erótico-sensorial (no sexual) hacia personas no-binarias y biestético por sentir atracción estética hacia personas binarias.”

[9] Moisés Catalán.

[10] Miguel, blogger de Golfxs con principios.