Salud asexual
La asexualidad es una identidad emergente y apenas está siendo un tema de discusión serio en las comunidades de medicina y psicología. Hay muy poca comprensión acerca de la manera en que la asexualidad coincide con condiciones médicas y psicológicas existentes y como la aparición de una comunidad asexual podría afectar a cosas como el tratamiento del Desorden de Deseo Hipoactivo y el Desorden de Aversión al Sexo.
De acuerdo a La Biblioteca Nacional Estadounidense de Medicina, el Desorden de Aversión al Sexo y el Deseo Sexual Hipoactivo son ambos nombres alternativos para “Deseo Sexual Inhibido”. Las causas son enlistadas incluyendo:
- Ansiedad, depresión o temor.
- Problemas de comunicación.
- Problemas psicológicos profundamente arraigados.
- Fatiga y estrés.
- Enfermedades ginecológicas u otras disfunciones sexuales.
- Tener una pareja no cualificada o indiferente.
- Una historia previa de abuso sexual.
Algunas personas quienes se han identificado como asexual han experimentado algunas de estas causas. Sin embargo, otras no y muchos asexuales quienes han experimentado una de las “causas” (tales como conflictos maritales, depresión o abuso sexual) afirman el ya no haber tenido interés en el sexo antes del comienzo de estos problemas.
La falta de deseo sexual, especialmente en personas quienes han sentido deseo sexual en el pasado, puede a veces ser un síntoma de una condición fisiológica de mayor alcance, tales como la anemia, depresión, diabetes, obesidad en hombres, hemocromatosis, problemas de la pituitaria o hiperprolactinemia. [1]. Sin embargo, estas condiciones fisiológicas tienden a tener otros síntomas además de solamente una falta de interés en el sexo.
Más Información sobre lo que algunos profesionales consideran trastornos
La asexualidad no se padece, si no contamos con las presiones sociales o los problemas que puede llevar el no tener las mismas necesidades que tu pareja alosexual. Pero como condición, no se padece. En la encuesta de AVEN de octubre de 2014 a 10880 personas en el espectro asexual, un 78% contestó que no cambiaría su orientación sexual. No hay que confundir el no experimentar atracción sexual hacia ningún género, asexualidad, con los trastornos sexuales. Como cualquier otra orientación, es habitual que uno sea asexual desde niño, durante la adolescencia y posteriormente. Es como un rasgo de la personalidad con el que se nace y el que se descubre (es una teoría). Esto no ocurre con los trastornos sexuales que se pueden manifestar en una época determinada de la vida de una persona.
Le dejamos una enumeración de lo que algunos profesionales han establecido como trastornos sexuales.
La Inhibición Sexual
El deseo sexual inhibido es no experimentar deseo o interés en tener un encuentro sexual. Y en una forma extrema se puede llegar a sentir asco frente los estímulos o relaciones sexuales. La inhibición sexual ocurre cuando uno de los miembros de la pareja no se siente íntimo o cercano al otro. Los factores pueden ser variados, los más comunes pueden ser:
Es muy común que este trastorno afecte a quienes han tenido una educación sexual muy estricta, a quien tiene una actitud negativa hacia el sexo o ha tenido experiencias sexuales traumáticas.
Lo más común en la práctica clínica es el Deseo sexual Inhibido Selectivo, en el que el rechazo se orienta bien a una o unas personas o determinadas prácticas sexuales; siendo sexualmente receptivo al resto. Por ejemplo: una persona puede no desear mantener relaciones sexuales con su pareja, aunque mantenga una sexualidad sana en una relación paralela; o bien puede rechazar el coito manteniendo la masturbación como actividad sexual satisfactoria.
En la pareja la falta de deseo no es impedimento para mantener relaciones sexuales ya que hay otros aspectos gratificantes para quien sufre este trastorno como por ejemplo ver disfrutar a la persona que ama; o bien para evitar males mayores, como mantener la pareja aunque las relaciones sexuales o incluso la misma pareja no sea de su agrado. Cuando esta situación se persiste suelen aparecer sentimientos negativos por parte de quien accede frecuentemente a una actividad no placentera.
Un patrón que se repite con bastante regularidad es la monotonía sexual que lleva al aburrimiento y que conlleva a la pérdida del deseo en parejas que comparte una larga vida sexual en común. La repetición rutinaria de actividades estereotipadas muchas veces viene condicionada por una insuficiente si no perniciosa educación sexual, en la que la sexualidad se restringe a “la normalidad genital” privando a la persona de desarrollar algo tan valioso como su imaginación y su sensualidad en su vida afectiva.
La ansiedad relacionada con el sexo (que proviene tanto de la educación como de experiencias desagradables o por miedos irracionales) también puede desencadenar una falta de deseo; al igual que estados depresivos o de baja autoestima. En estos casos cuando se empieza a solucionar el síntoma psicológico generalmente el Deseo Sexual Inhibido remite, por lo que la causalidad parece bastante directa.
Los problemas de pareja también pueden desembocar en este trastorno; así como las luchas por el poder, los desengaños o las discusiones pueden provocar malestar en la pareja y el deseo (generalmente selectivo) de uno o ambos miembros.
Frente al desgaste paulatino existen desencadenantes puntuales como traumas sexuales, embarazos no deseados, episodios de abuso o violación.
La Anorexia Sexual
El anoréxico sexual sufre por ser sexual y detesta toda manifestación sexual de sí mismo, odia al sexo y a las personas que se acerquen a él con la intención de intimidad sexual. Se dicen que son personas con pavor al placer por culpa, provocado por posibles abusos o rechazos ocurridos en algún momento de su vida.
El anoréxico sexual suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo, rechazan su figura así como las funciones o expresiones de su anatomía. Tiene pánico a sentir placer y llegan a ser capaces de cualquier cosa con tal de alejar a quien se les acerque con, según su interpretación, alguna intención afectuosa o de índole sexual. Creen haber sido lastimados, rechazados, dañados o abusados. Como defensa de ese ataque, real o imaginario, anulan cualquier posibilidad de expresión sexual. No intiman con otros ni consigo mismos. Son capaces, incluso, de lastimarse. Los pacientes de este tipo suelen formar parte de familias poco afectuosas, con cuadros de adicción o conductas destructivas. Pueden, además o por contraposición, haber recibido una educación extremadamente rígida, muy controlada y de fácil influencia respecto a la moralidad sexual. El individuo recibe como herencia una mirada negativa del sexo y suele ser pasaporte directo a estos u otros trastornos sexuales. Siempre insistimos con la importancia de hablar de sexo en familia con naturalidad, responsabilidad y compromiso.
Síntomas
La aversión sexual
La aversión sexual consiste en una evitación completa e irracional con todo lo relacionado con el sexo, incluso en la imaginación o fantasías. Este trastorno también se denomina fobia al sexo. La respuesta al estímulo sexual, por mínimo que este sea, puede incluir síntomas fisiológicos como:
- Sensación de miedo.
- Las nauseas.
- El incremento de la tensión muscular.
- El incremento de la tasa cardíaca.
- Sudoración.
- Trastornos por angustia.
- Tener impulso de huir.
- Sudoración excesiva o transpiración.
- Ansiedad.
- Sensación de asfixia.
Esta fobia suele tener su origen, en una educación completamente inadecuada o bien en la vivencia de experiencias traumáticas como abusos, incesto, una violación o la persistente presión de la pareja para realizar conductas sexuales consideradas subjetivamente como aberrantes.
Como conducta de evitación, su tratamiento más eficaz es utilizando técnicas de modificación de conducta.
Algunas fobias sexuales
Depresión
Estado de ánimo caracterizado por la pérdida de la capacidad y disfrutar de las cosas, disminución de la vitalidad que lleva al paciente a la reducción de su nivel de actividad y a un cansancio exagerado que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo, casi todos los días, durante dos semanas consecutivas.
- Disminución de la atención y concentración.
- Perdida de la confianza en sí mismo.
- Sentimientos de inferioridad.
- Ideas de culpa y autoestima baja (sentimientos de ser un inútil o no servir a un propósito).
- Perspectiva sombría del futuro.
- Autoagresión.
- Trastornos del sueño.
- Trastornos sexuales.
- Pérdida del apetito.
- Dolores crónicos.
- Abuso o dependencia de sustancias.
La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificulta sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional
Ver también
- Investigaciones relacionadas con la asexualidad
- ¿Soy asexual si...?
- Objeciones y prejuicios ante la asexualidad
Enlaces externos
- Desorden del deseo sexual hipoactivo y la comunidad asexual: Historia A. examina la historia de este diagnóstico, la ideología subyacente en su creación. Su falta de fundamentos científicos y los esfuerzos de algunos miembros de la comunidad asexual en abogar por una versión mas amigable para los asexuales del Desorden de Deseo Hipoactivo en DSM-V.