Abejas en Francia
En 1996, todavía con el Ford Fiesta "Forfie", circulaba bien entrada la noche por Francia.
Debían ser la una o así, y me estaba quedando dormido al volante. Consciente de eso, busqué el primer sitio que pude para parar a dormir, que resultó ser un camino que se adentraba en un bosque. Conduje unas decenas de metros por ese camino estrecho (y naturalmente sin asfaltar) hasta que éste acabó en una especie de "plaza". Y me puse a dormir.
Al día siguiente al levantarme, podéis imaginaros la sorpresa que tuve al ver mi coche totalmente rodeado de abejas. Por todas partes, miles de abejas. Suerte que había dormido con las ventanas totalmente cerradas a causa de los mosquitos!.
El sitio en el que había aparcado era una "granja de abejas", con panales artificiales, cúbicos, por todas partes. Quizá había unos 15 panales. Y el coche estaba rodeado.
Encendí el motor, puse la marcha atrás, y... como siempre todo puede empeorar. El coche no se movió. Había aparcado justo encima de una roca que había elevado las ruedas delanteras del Forfie, que no llegaban ni a derrapar (giraban sin tocar el suelo). No recordaba haber aparcado así ni haber escuchado ningún ruido en los bajos la noche anterior, pero como estaba muy muy dormido es normal que no me hubiese dado cuenta.
El caso es que me encontré con que no podía salir del coche para nada, y debía esperar a ver si el apicultor venía (aunque era domingo). Aquí, excepcionalmente, me fue muy bien lo de llevar pañales por la incontinencia. Si hubiera estado "sano", me habría tocado mear en una botella, supongo...
Pasé todo el día, entero, en el coche rodeado de abejas, sin poder ni salir ni abrir las ventanas (solo las abría algunos milímetros, y muy poco tiempo). Las rejillas de ventilación también tuve que cerrarlas, porque escuchaba ruido de abejas y tenía miedo de que entrasen por ahí. Y así llegó la noche. Y, sorprendentemente para mí, las abejas se fueron a dormir. Sí, sí, así como suena. Desaparecieron todas en cuanto oscureció.
No sé si volvieron al panal o qué, pero el caso es que bien entrada la noche no se veía ni escuchaba ninguna. Había luna llena y al menos así podía ver algo.
Me atreví a salir del coche.
Vi la roca gigante debajo del Forfie, y pensé rápido. Cogí el gato y elevé el coche. Luego recogí con muchísima precaución un montón de piedras (podía haber abejas debajo, por eso vigilaba) y construí dos "raíles" para las ruedas motrices. Mi intención era bajar el gato y circular por esos raíles (que ya estaban más elevados que la roca), pero lo que pasó fue que el gato se hundió (el suelo de arena no era muy duro) y el coche se movió él solo por encima de los railes, marcha atrás. El freno de mano estaba muy desgastado...
Por fortuna no chocó contra nada de nada y no había pendiente, así que se movió solo algunos cm.
Y ya está. Encendí en motor y salí de allí, para pasar la noche mucho más tranquilo en otro sitio.
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