Nuevo por aquí
Publicado: 15 Julio 2018, 12:17
Hola a todos. Soy un chaval de 31 años y vivo en Oviedo. Quiero compartir con vosotros mi vivencia como alguien que se identifica dentro de este espectro. Puede que sea alguien largo, pido disculpas de antemano.
El concepto asexual lo conocía desde hace años, pero tenía una vaga noción al respecto, por lo que no tenía claro si podía identificarme con ello.
Siempre he tenido el concepto de que mi personalidad era poco convencional, rara. En primaria padecí acoso por preferir jugar con las niñas al omnipresente fútbol, lo que supuso que calificaran como mariquita. Esto me hizo que poco a poco fuese cada vez más introvertido, de tal manera que me convertí en el rarito de la clase que no tenía amigos con relacionarse.
En la adolescencia, podría decir que no tuve despertar sexual propiamente dicho. Estaba demasiado centrado en mis estudios y mis solitarias aficiones. Tampoco tuve momento para pensar sobre qué es lo que me atraía: sabía que me gustaban las chicas, a un nivel estético-afectivo, y ni se me pasaba por la cabeza que me pudiesen atraer los hombres, que en parte se debía a que me negaba a que aquello que tanto odié que me llamasen fuese al final cierto.
La atracción sexual quedaba fuera de la ecuación. No experimenté ese interés como el resto de la gente en esa edad. Había varios motivos. Por un lado, siempre fui muy pudoroso, y el concepto de la desnudez, tanto propia como ajena me da cierta vergüenza. Por otro, de pequeño adopté un rol que intentaba alejarse de todo aquello que se consideraba machista. Ese rol incluía rechazar cualquier objetificación del cuerpo femenino y huir de etiquetas tales como pervertido o degenerado.
Mi desinterés hacia el tema sexual se completaba con las nociones que iba deduciendo por lo que iba oyendo o por pura lógica. Nunca consumí porno por los motivos antes expuestos, así que mi aprendizaje sobre el tema fue bastante intuitivo. Y saber sobre ello más que curiosidad, me despertaba cierta repulsión. Por ello, no fue hasta los 18 años cuando tuve mi primera masturbación, que surgió de manera accidental.
Mi timidez y mi falta de interés en el tema sexual hizo que nunca haya tenido una relación con nadie. En la adolescencia me sentí atraído emocionalmente con una compañera, pero nunca pretendí hacer nada al respecto por mi baja autoestima y porque entendía que no podría mantener la relación con las expectativas que yo tenía de tener que ir a estudiar en otra región la carrera que siempre quise hacer. Luego en la universidad, ya avanzados un par de cursos, tuve el único enamoramiento intenso de mi vida por una chica de la residencia en la que vivía, pero al igual que en la anterior, no hice nada al respecto. Yo mismo me retenía con mis complejos y mi carácter excesivamente racional que me decía desde el principio lo incompatibles que éramos.
Durante ese tiempo de la universidad me rondaba la cabeza de la asexualidad, pero mi ignorancia no me permitía convencerme que que era un claro ejemplo. Por un lado, el sentir atracción por las chicas, y por otro, la existencia de una libido que me pedía de vez en cuando desahogarse, me hacían no creer que yo podría serlo. Al final sólo me consideraba un hetero raro de narices, que incluso a veces se sentía orgulloso de no seguir la corriente.
Y en la actualidad, con la treintena ya cumplida, estando lejos de mis pocos amigos y con mi dificultad para afianzar nuevas amistades, sigo solo. El no tener ese interés sexual, en una sociedad sexualizada como la actual, minó un poco más si cabe mi autoestima. Alguien de mi edad, con nula experiencia ni en lo más elemental en un mundo en el que te bombardean con mensajes del tipo "una relación sin sexo no va a ningún lado" me hacían sentirme no apto para tener una relación, y que las chicas perderían el tiempo conmigo. Durante un tiempo esa negatividad, junto con esa soledad, me ha creado un estado depresivo, que aunque no lo consideraría importante, está ahí. Ahora, después de un tiempo con la cabeza ocupada en otros temas, y con lo que he ido aprendiendo sobre la asexualidad y otros sobre mi forma de ser, me siento algo anestesiado, asumiendo con resignación mi destino solitario. En parte es un sentimiento derrotista, pero también me quita cierto peso sobre los hombros, porque hay momentos que disfruto de mi soledad.
El sexo es algo que queda ahí, en un rincón del tablero. En parte reconozco cierta curiosidad por experimentarlo, por simple empirismo, y a veces sigo dudando si esta asexualidad es sólo producto de mis carencias, y cuando lo pruebe, cambie de parecer. Pero ahora mismo, si alguien me preguntase, diría que soy asexual heterorromántico, a no ser que otro término sea más acorde. Lo que ya no sé es hasta qué punto es necesario que salga del armario, ya que no tengo claro si estoy en uno ya que a ojos de los demás, por mis actos, deben asumir que es una de mis muchas rarezas evidentes.
Gracias de antemano por vuestro tiempo y encantado de formar parte de esta comunidad.
El concepto asexual lo conocía desde hace años, pero tenía una vaga noción al respecto, por lo que no tenía claro si podía identificarme con ello.
Siempre he tenido el concepto de que mi personalidad era poco convencional, rara. En primaria padecí acoso por preferir jugar con las niñas al omnipresente fútbol, lo que supuso que calificaran como mariquita. Esto me hizo que poco a poco fuese cada vez más introvertido, de tal manera que me convertí en el rarito de la clase que no tenía amigos con relacionarse.
En la adolescencia, podría decir que no tuve despertar sexual propiamente dicho. Estaba demasiado centrado en mis estudios y mis solitarias aficiones. Tampoco tuve momento para pensar sobre qué es lo que me atraía: sabía que me gustaban las chicas, a un nivel estético-afectivo, y ni se me pasaba por la cabeza que me pudiesen atraer los hombres, que en parte se debía a que me negaba a que aquello que tanto odié que me llamasen fuese al final cierto.
La atracción sexual quedaba fuera de la ecuación. No experimenté ese interés como el resto de la gente en esa edad. Había varios motivos. Por un lado, siempre fui muy pudoroso, y el concepto de la desnudez, tanto propia como ajena me da cierta vergüenza. Por otro, de pequeño adopté un rol que intentaba alejarse de todo aquello que se consideraba machista. Ese rol incluía rechazar cualquier objetificación del cuerpo femenino y huir de etiquetas tales como pervertido o degenerado.
Mi desinterés hacia el tema sexual se completaba con las nociones que iba deduciendo por lo que iba oyendo o por pura lógica. Nunca consumí porno por los motivos antes expuestos, así que mi aprendizaje sobre el tema fue bastante intuitivo. Y saber sobre ello más que curiosidad, me despertaba cierta repulsión. Por ello, no fue hasta los 18 años cuando tuve mi primera masturbación, que surgió de manera accidental.
Mi timidez y mi falta de interés en el tema sexual hizo que nunca haya tenido una relación con nadie. En la adolescencia me sentí atraído emocionalmente con una compañera, pero nunca pretendí hacer nada al respecto por mi baja autoestima y porque entendía que no podría mantener la relación con las expectativas que yo tenía de tener que ir a estudiar en otra región la carrera que siempre quise hacer. Luego en la universidad, ya avanzados un par de cursos, tuve el único enamoramiento intenso de mi vida por una chica de la residencia en la que vivía, pero al igual que en la anterior, no hice nada al respecto. Yo mismo me retenía con mis complejos y mi carácter excesivamente racional que me decía desde el principio lo incompatibles que éramos.
Durante ese tiempo de la universidad me rondaba la cabeza de la asexualidad, pero mi ignorancia no me permitía convencerme que que era un claro ejemplo. Por un lado, el sentir atracción por las chicas, y por otro, la existencia de una libido que me pedía de vez en cuando desahogarse, me hacían no creer que yo podría serlo. Al final sólo me consideraba un hetero raro de narices, que incluso a veces se sentía orgulloso de no seguir la corriente.
Y en la actualidad, con la treintena ya cumplida, estando lejos de mis pocos amigos y con mi dificultad para afianzar nuevas amistades, sigo solo. El no tener ese interés sexual, en una sociedad sexualizada como la actual, minó un poco más si cabe mi autoestima. Alguien de mi edad, con nula experiencia ni en lo más elemental en un mundo en el que te bombardean con mensajes del tipo "una relación sin sexo no va a ningún lado" me hacían sentirme no apto para tener una relación, y que las chicas perderían el tiempo conmigo. Durante un tiempo esa negatividad, junto con esa soledad, me ha creado un estado depresivo, que aunque no lo consideraría importante, está ahí. Ahora, después de un tiempo con la cabeza ocupada en otros temas, y con lo que he ido aprendiendo sobre la asexualidad y otros sobre mi forma de ser, me siento algo anestesiado, asumiendo con resignación mi destino solitario. En parte es un sentimiento derrotista, pero también me quita cierto peso sobre los hombros, porque hay momentos que disfruto de mi soledad.
El sexo es algo que queda ahí, en un rincón del tablero. En parte reconozco cierta curiosidad por experimentarlo, por simple empirismo, y a veces sigo dudando si esta asexualidad es sólo producto de mis carencias, y cuando lo pruebe, cambie de parecer. Pero ahora mismo, si alguien me preguntase, diría que soy asexual heterorromántico, a no ser que otro término sea más acorde. Lo que ya no sé es hasta qué punto es necesario que salga del armario, ya que no tengo claro si estoy en uno ya que a ojos de los demás, por mis actos, deben asumir que es una de mis muchas rarezas evidentes.
Gracias de antemano por vuestro tiempo y encantado de formar parte de esta comunidad.