Nadie hasta ahora me habló, nadie le habla a alguien que lleva la cara de perro que yo llevo cuando salgo a la calle (enojada o seria). Y supongo que si me hablarían lo haría cortante, lo justo y necesario. Aún no estoy en condiciones de entablar algo social; muchas veces depende del humor y mi humor hoy es espantoso.

A los únicos que les sonrío o les hablo son a los niños. Los bebés siempre me siguen, parece como si tuviera un imán con ellos o mi cara le diera chiste
