Dicho esto, creo mi historia no se diferencia mucho a las que habéis contado: cuando era adolescente sentía que había algo diferente en mí, algo que no me hacía encajar en "la normalidad" (odio este término por qué al fin y al cabo: qué es la normalidad?, pero creo que entenderéis a qué me refiero), sentía un desinterés brutal respecto no solo de las conversaciones de mis amigas sobre chicos sino también de la posibilidad de poder interactuar con ellos más allá del plano amistoso. De hecho encontraba realmente molesto (y aún lo encuentro) que la otra persona se pensara que yo tenía algún interés "oculto" en ella solo por el hecho de hablarle o reír o querer quedar para tomar algo. Como algunos habéis comentado, también pensé que era un poco "bicho raro", que me interesaban demasiado los libros, y que ya se me pasaría, que solamente tenía que esperar la persona adecuada que "encendiera" mis sentimientos.
En la universidad esto fue a peor, creo, me sentía bastante perpleja por seguir en la misma situación que antes y en no tener ninguna necesidad de mantener relaciones con nadie ni tan siquiera de enamorarme de nadie, y aunque una parte de mí estaba bien tal y como estaba, otra creía que tenía que salir de ese estado "apático" y forzarme a conocer a alguien. De hecho, cuando me preguntaban sobre si estaba con alguien o había alguien especial en mi vida siempre comentaba que no, que yo no sabía querer, y lo decía entre risas, en plan broma, pero creo que una parte de mí lo ha creído hasta hace poco, que había algo en mí que no funcionaba y que por eso no podía querer (ni en un plano sexual ni en un plano afectivo). Incluso pensé que la única manera de comprobar si esa hipótesis era cierta era mantener una relación. Irónicamente, al cabo del tiempo tuve la oportunidad, por lo que estuve en pareja durante una temporada con alguien que estaba enamorado de mí pero por el que yo sentía, únicamente, una profunda amistad. Y me resultó curioso ver las diferencias de comportamiento no solo en cuánto al aspecto sexual si no también al comportamiento: él necesitaba hablar conmigo cada día, verme, establecía incluso una dependencia respecto a mí y yo lo apreciaba, pero podía vivir perfectamente sin hablar con él, sin verlo y quería mantener a toda costa mi independencia. Obviamente esto no duró mucho xD, así que lo dejamos, y yo aprendí una bonita y útil lección de mí misma.
Desde entonces me he dejado de preocupar sobre el tema y lo he aceptado como parte de mí. Me gusta conocer gente, hablar con ella, tener amigos y amigas, pero no siento la necesidad de mantener ningún vínculo romántico ni sexual con nadie. Sigo manteniéndome al margen de las conversaciones en ese sentido porque no puedo aportar nada, sigo aborreciendo cuando salimos con mis amigos/as y acaban liándose con la primera persona que ven, pero acepto que esto forma parte de quién soy y de quien son ellos y que aunque a veces me desespera que todo parece que gira alrededor de la sexualidad o de estar en pareja, entiendo que no podemos exigir que la gente cambie si odiamos que nos hagan lo mismo. Así que creo que después de un largo camino me parece que puedo decir que soy asexual arromántica
(ahora que me leo a mi misma, pido disculpas por el rollo que os acabo de meter y la extensión, no era mi intención pero ha sido así como catártico
. Por cierto, soy de Barcelona, he visto que hacéis quedadas en la ciudad, alguien ha ido? Qué tal son?)
Maldita "normalidad" que nos hace pensar que estamos mal... Cuando luego no hay ni dos personas igual y, por tanto, difícilmente puede hacer nada "normal" ni "anormal" que convertir en la norma a seguir. 
es que soy de paso lento pero seguro 