‘SOY ASEXUAL, ME ENAMORO Y NO SOY UN ROBOT’

“Es muy difícil. Primero porque esta orientación sexual es invisible, entonces no te pones nombre. Y cuando empiezas a darle vuelta a quién eres en la adolescencia, de alguna manera te sientes diferente porque sabes que no te interesa tanto el tema, no tienes como esa necesidad, no te llama tanto la atención. Y si nadie te dice que la asexualidad existe, pues tú piensas que a la mejor eres lesbiana, bisexual, tímida. Hasta que finalmente dices: ‘no soy tímida, no le tengo miedo, no es que no haya encontrado a la persona, es que simplemente no me llama la atención, no me nace, no me atrae’. Ahí te das cuenta que esto es otra cosa, tiene nombre, y que le pasa a más personas”, afirma Olivia.