"Vivió años bajo presión y pasó de la vergüenza al “orgullo asexual”
No era sólo lo que aparecía en los medios: “En terapia también: que mi deseo fuera no ejercer el deseo sexual siempre fue como ‘bueno, seguramente acá hay un trauma’”. En el consultorio ginecológico la pregunta nunca era: “¿Tenés sexo?” sino que lo daban por hecho: “¿Con qué te cuidás?”. No fue fácil -cuenta- lidiar con la mirada profesional que venía después del: “Con nada, porque no tengo sexo”.